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Pequeño gran anfitrión

A nuestra llegada todo el poblado nos recibe cantando moyuque yoco…yoco, nuestros pequeños anfitriones nos acomodan en un tronco mientras nos atusan el pelo.

Disfrutamos del privilegio de gozar de la hospitalidad del pueblo baka sin reservas, durante el lapso el tiempo que permanecimos entre la espesura de la reserva de Dja.

A nuestra partida algo de mi permanecerá aquí para siempre, un extraño vínculo con este pueblo, que no se doblega ante las imposiciones de un futuro incierto.

Niño pigmeo Baka

Reserva de Dja, Camerún

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